Solidaridad Internacional con las Huelgas Salvajes en las Maquiladoras Mexicanas

Desde la crisis económica del 2008, la deuda global ha aumentado de $20 billones a más de $240 billones. Con este crecimiento exponencial del endeudamiento y una crisis de acumulación sin solución, el capitalismo está perdiendo el control. Los efectos de la crisis no se sienten con mayor claridad en ningún otro lado que dentro de las fábricas maquiladoras en la frontera al norte de México. Aquí, al norte del Río Bravo, se juntan los subconjuntos para una industria automovilística estadounidense apretada.

En las últimas semanas, huelgas salvajes en protesta de salarios esclavistas en las 48 fábricas maquiladoras en Matamoros (Tamaulipas), han sacudido a la burguesía en ambos lados de la frontera entre Estados Unidos y México. Aunque la mayoría de estas huelgas iniciales se han resuelto, muchas otras acciones salvajes continúan extendiéndose a otras empresas maquiladoras y no-maquiladoras por igual.

Muchos trabajadores, los cuales ganan tan poco como US $1 por hora, han abandonado el trabajo exigiendo un aumento salarial de 20% y un bono de 32,000 pesos. Es un reclamo mísero para aquellos virtualmente esclavizados en condiciones opresivas con los salarios más bajos del mundo occidental. Por otra parte, los precios de los artículos de primera necesidad, como la leche, son más altos en Matamoros que al otro lado de la frontera en Brownsville, Texas.

A medida que crece la cantidad de huelgas salvajes, estas luchas obreras autoorganizadas se están extendiendo más allá de Matamoros a otras ciudades en el estado de Tamaulipas. Los trabajadores de 45 fábricas en Reynosa amenazan con ir a huelga si no reciben aumentos salariales y bonificaciones equivalentes a aquellas exigidas por los trabajadores de las maquiladoras en Matamoros, 55 millas al este. Los trabajadores en la capital del estado de Tamaulipas, Ciudad Victoria, ahora también amenazan con ir a huelga. Como que todo está en flujo, se hace imposible mantenerse al día con nuevos acontecimientos.

La rapidez e intensidad de la militancia de la clase obrera, que está en espiral de una fábrica a otra, representa una amenaza real para la burguesía, la cual teme que la rebelión se extienda, no solo más allá del estado de Tamaulipas a otras maquiladoras en los estados fronterizos al norte de México, pero en todo el país. Un número cada vez mayor de voces dentro del gobierno, la academia, el mundo empresarial, y los sindicatos advierten ahora que esta reactivación de las demandas de la clase trabajadora representa una amenaza muy real para la economía mexicana. El Wall Street Journal señala que las huelgas en la ciudad de Matamoros por si mismas son las más grandes de México en más de tres décadas. De hecho, son las más grandes de Norteamérica en décadas. El proletariado del mundo puede tomar una clase de los trabajadores de México hoy.

Los trabajadores se refieren a esta huelga cada vez mayor como el "Movimiento 20/32" para reflejar las demandas salariales anteriores de los trabajadores de las maquiladoras. Dejando de lado las demandas a corto plazo del “movimiento”, nos parece alentador que las huelgas en las maquiladoras se hayan desarrollado independientemente y en oposición a los sindicatos. Los trabajadores han decidido por sí mismos espontáneamente los medios más efectivos para movilizarse contra la dirección de las fábricas maquiladoras. Inevitablemente, han descubierto que las huelgas salvajes sirven mejor sus intereses inmediatos. Pero a medida que estas luchas se van extendiendo de una fábrica a otra y de una ciudad a otra, se hace cada vez más evidente que la lucha debe de extenderse más allá de la fábrica contra el sistema capitalista en sí.

La organización espontánea e independiente de las huelgas salvajes mexicanas señala el camino hacia una solución real a la crisis capitalista global. A medida que las huelgas salvajes de diferentes fábricas en localidades separadas se unen en una lucha común, los intereses inmediatos del trabajador en cada fábrica se convierten en los intereses de la clase trabajadora por general. Las semillas de los "consejos obreros" se plantan cada vez que la clase trabajadora actúa por cuenta propia, pero esta autoactividad por sí sola no hará que germinen.

Sin embargo, es este potencial para el surgimiento de una conciencia de clase revolucionaria que le provoca terror a la burguesía. Los trabajadores de México ahora pueden esperar un asalto despiadado por parte de los aparatos de derecha e izquierda del capital para desarmar su lucha mediante amenazas e intimidaciones, o intentos de canalizarlos con falsas esperanzas hacia elecciones parlamentarias y reformas sindicales que no cambiaran nada en lo absoluto.

En estos momentos, nos estamos enterando de compañías que están despidiendo a trabajadores en las industrias afectadas por las huelgas, mientras que otras empresas en el sector automotriz afectado por la crisis amenazan con retirar sus operaciones de México.

El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y el partido gobernante Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) no son organismos imparciales independientes de los intereses de clase. Juntos forman parte del estado, el que Marx definió como una máquina de dominación de clase, un comité para gestionar los asuntos comunes de toda la burguesía. Los reformistas parlamentarios utilizan los votos de la clase trabajadora para obtener un asiento en ese comité y apuntalar un sistema capitalista en quiebra y moribundo, capaz solamente de infligir más dolor al proletariado.

López Obrador y MORENA han apoyado al aparato sindical con fin de evitar más huelgas y contener la creciente ola de luchas laborales. El 25 de enero, los funcionarios de la administración de AMLO, los cuales representan al presidente, buscaron un aplazamiento de las huelgas por un periodo de diez días mientras amenazaban a los trabajadores con consecuencias no especificadas si no cumplían. Luego, el gobierno llevó a cabo un despliegue militar para intimidar a los trabajadores a someterse. Según el Associated Press, el 1 de febrero la administración de López Obrador, "desanimó activamente al sindicato de Matamoros a buscar un aumento salarial".

La oleada de huelgas en todo México ha animado a los sindicatos a duplicar los esfuerzos de prevención, mientras estos negocian como venderse. Los sindicatos existen para negociar con los jefes, no para derrocarlos. La dura realidad es que los capitalistas no tienen interés alguno más allá de la maximización de la ganancia. Por tanto, solo pueden ofrecer condiciones cada ves peores o indigencia mediante el desempleo.

Es por eso que la lucha desafía implícitamente el derecho de los explotadores y su estado. Nuestras victorias solo pueden ser parciales o temporales mientras continúe el sistema actual. Pero cuando los trabajadores están tan disgustados que abandonan la legalidad capitalista y la disciplina sindical, encuentran sus propias herramientas para organizarse de manera efectiva: comités de huelga, asambleas de masas, e incluso, como vimos en Irán en diciembre, llamamientos para que los consejos obreros se unan en todos los sectores y territorios.

Sin embargo, como muestra toda la historia de la lucha de la clase trabajadora, el capitalismo no puede ser derrotado en un país o en una fábrica. A menos que la clase obrera forme una organización política internacional – un partido revolucionario mundial – podemos estar seguros de que la burguesía mexicana, de hecho, la clase dominante en cualquier lugar donde los oprimidos levanten la cabeza, recuperarán el control de la situación. Restaurarán las relaciones de explotación "normales" y el proletariado enfrentará el mismo dilema: cómo vivir como seres humanos en lugar de un recurso humano que existe para ser explotado al máximo.

El cuerpo político internacional no se diferenciará de la clase porque tiene sus raíces dentro de ella. Será moldeado por la unión de revolucionarios capaces de ver a dónde nos lleva el capitalismo a todos, quienes luchan por una perspectiva revolucionaria, y el movimiento de clases por general. Este partido no apoya a ninguna facción de la clase capitalista y no es un gobierno en espera. Incorpora todas las lecciones de la lucha de la clase obrera en un programa para una nueva sociedad sin explotación. No solo informa a los trabajadores en todo el mundo sobre las luchas que los capitalistas tratan de ocultarnos (como lo estamos haciendo aquí), sino que aleja a la guerra de clases de cualquier “canto de sirena” reformista hacia el derrocamiento del orden mundial capitalista. Armados con tal organización, armados con la combatividad mostrada por la clase obrera mexicana, se puede construir una alternativa a la guerra capitalista y la degradación cotidiana. Y es por eso que los internacionalistas ofrecemos nuestra solidaridad, hoy en palabras, pero mañana en hechos, al movimiento que comenzó en las maquiladoras.

¡Ningún muro puede contener la solidaridad internacional de la clase obrera!

Klasbatalo (Canadá)

Comunistas Internacionalistas de Oceanía (Australia)

Comunistas Internacionalistas de Los Ángeles (Estados Unidos)

Tendencia Comunista Internacionalista (Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia)

Tuesday, February 26, 2019